Fuimos a ver Yo soy mi propia mujer. Luego de varios años, Julio Chávez volvió a traer a la cartelera porteña este unipersonal. La obra cuenta la historia de Charlotte Von Mahlsdorf, un travesti que vivió durante los regímenes nazi y comunista en Berlín. Charlotte fue un coleccionista de relojes, fonógrafos, y muebles, entre otros objetos. Actualmente su colección se puede ver en un museo en Berlín. La vida de este personaje fue tan polémica, que se supo que luchó contra el nazismo y el comunismo, aunque también hubo ciertas declaraciones que lo acusaban de haber colaborado con ellos.
Julio Chávez hace de Charlotte, pero también hace del autor de la obra, Dough Wright, quien entrevista a este extravagante personaje. Es impresionante, y admirable la memoria, y concentración de Julio Chávez. Durante una hora y media, recrea los diálogos, y reflexiones de estos personajes, y uno en la platea puede ver claramente los diferentes escenarios que se van creando en la imaginación, a partir del texto que va escuchando. La escenografía prácticamente es inexistente, un par de sillas, un escritorio, un fonógrafo y una puerta. Además del texto, y la excelente actuación de Julio Chávez, la iluminación y el sonido, juegan un rol cómplice y exacto, de lo que se va relatando.
Creo que los unipersonales son unos de los rubros más difíciles del teatro, el actor está sólo sobre el escenario, y todo depende de él. Un unipersonal puede ser un placer, o un suplicio para el espectador, dependiendo de la calidad y experiencia del artista, y en este caso les puedo asegurar que uno sale muy satisfecho de haber elegido ir a ver esta obra. Además de ver un muy buen espectáculo, seguro que cada uno se lleva algo nuevo aprendido sobre una época muy difícil que le tocó vivir al mundo. Obra recomendada.
YO SOY MI PROPIA MUJER
Teatro La Plaza (Av. Corrientes 1660)
Funciones: jueves a domingos
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