Un coronel empecinado por dar con los asesinos y raptores del cuerpo de Pedro Eugenio Aramburu, cita a su hogar a un PERIODISTA referente al peronismo y obsesionado, a su vez, por el destino del cuerpo de Evita. Ambos buscan un cuerpo perdido, un símbolo patrio. Todo se desenlaza en un ambiente de falsa cortesía, entre wishky y habanos de mala calidad, encierro y paranoia. El PERIODISTA cae a la telaraña del CORONEL: Lo ha inducido al delirio. Todo deviene en un episodio macabro, la imagen de Eva se hace visible encarnando todos sus mitos: como la santa del pueblo, como la cosa, como la bataclana de prostíbulo, todas ellas vociferando su propia verdad, su propia mentira. Durante el trance, todo entra en un proceso de difracción, sueño y realidad se entretejen en un ávido relato referente a nuestra historia argentina. ¿Darán con los cuerpos, o con el imaginario social de los cuerpos?
