CRÍTICA: DORA

Dora, obra creada y dirigida por Martín Goldber, cuenta la historia de una abuela, quien pasa la mayor parte del tiempo en su cocina, con sus recuerdos, y compartiendo momentos con quienes la visitan (hija, nieta, y encargado del edificio). Ella siempre los agasaja con algo rico para comer. Una tarde, mientras la visita su nieta, se produce una confusión propia de la vejez y ese es el puntapié para largas discusiones y que salgan a la luz conflictos familiares.

Dora tiene el gran protagónico de Cristina Maresca para quien sólo tenemos palabras de admiración. Su trabajo es tan conmovedor, y genera tantos sentimientos en el público, que es merecedora de una ovación eterna. El elenco lo completan Graciana Urbani, Rocío Gomez Wlosko y Braian Ross, todos ellos también con interpretaciones excelentes, que hacen que toda la obra sea un remolino de emociones para el espectador. Un elenco de lujo.

Que gusto encontrar un texto basado en la simpleza de la vida misma, pero tan cargado de sentimientos, que traspasa la cuarta pared apenas se apagan las luces de la sala. Una felicitación inmensa para Martín Goldber por haber escrito, de la forma en que lo hizo, esta historia.

Dora es una obra que se mete en el corazón del espectador sin permiso y lo hace con una carga emotiva sensacional. Es de esas propuestas teatrales que son para disfrutar de principio a fin. Quedan pocas funciones en esta temporada, y ojalá vuelvan en el 2024 porque es para recomendarla con ganas, eso sí, lleven pañuelitos porque seguramente los van a necesitar. Las funciones son los lunes a las 20.30h en el Espacio Callejón (Humahuaca 3759, CABA). Las entradas se consiguen en ALTERNATIVA TEATRAL. No se la pierdan.