CRÍTICA: WILDE, UN HOMBRE

La vida y la obra de Oscar Wilde siempre generan un atractivo y un motivo para homenajear a este fabuloso escritor considerado el segundo más importante de la lengua inglesa, luego de Shakespeare. En esta oportunidad la mirada de Pepe Cibrián se posiciona sobre la tragedia de Wilde, sobre sus elecciones, sus decisiones, el destino que él define y acepta, sus amores (esposa, madre y amante) y su vínculo con la sociedad, la cual lo juzga pero termina endiosándolo. 

Pepe Cibrián dirige y protagoniza esta obra, llevando a cabo un solemne texto, el cual está cargado de información y de emoción. Un texto difícil por lo longitud de varios de sus parlamentos, que permite desplegar todo el histrionismo de Cibrián, a quien lo acompañan Ana Acosta en el rol de su madre Speranza, Mateo Bennasar (en el rol de su amante Bossie), Julieta Cancelli (quien se pone en la piel de su esposa Constancia) y el resto del elenco que interpretan diferentes roles según las escenas, logrando un muy buen resultado. Ellos son: Claudia Duce, Sofia Daher, Emiliano Cuetara, Andy Rinaldi, José Fiz, Brisa Aparicio y Dante Emanuel. 

La escenografía es casi nula, sólo unas sillas que los mismos actores acomodan para dar forma y contexto a cada cuadro, y lujosos candelabros de techo que se mantienen fijos durante toda la obra. 

Destacamos la precisión con que los textos son interpretados por cada uno de los artistas, lo que denota un exhaustivo y minucioso ensayo de cada párrafo, lo que hace que el espectador no se distraiga ni un minuto y permanezca atento al avance de la historia. 

Como mencionamos anteriormente, la historia de Oscar Wilde es muy interesante y al ir a ver las propuestas que se hacen sobre él, siempre se termina aprendiendo algo más de este inigualable dramaturgo y poeta. "Wilde, un hombre" es una gran oportunidad para indagar en su vida con el aditivo que le da la perspectiva de Pepe Cibrián. Las funciones son de viernes a domingo en el Teatro Regina (Av. Santa Fé 1235, CABA).